La Nación de las plantas y sus derechos

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Reconocer los derechos de las plantas es la base para asegurar la pervivencia de la vida y crear mejores sociedades. En este post conoceremos la constitución de las plantas propuesta por  Stefano Mancuso, en su libro “la Nación de las plantas”. 

La Tierra es la Nación de las plantas

En la Nación de la Plantas, Mancuso nos presenta los ocho pilares fundamentales que rigen la vida vegetal; mediante una sólida argumentación nos enseña la importancia de las plantas y sus derechos.

Mancuso habla en nombre de las plantas, imaginado las normas que serían dictadas por ellas y cuyo sujeto seríamos todos los seres vivos. 

A continuación desarrolló los principales argumentos de Mancuso en la declaración de los derechos de las plantas.

Las plantas son la base de la vida en la Tierra

Las plantas son los organismos con más biomasa en la Tierra y gracias a ellas se mantienen las demás comunidades de organismos. Estas son dos grandes razones por las que debemos considerar a la Tierra como la gran Nación de las plantas.

Tal es así que, los colores de esta nación, la Tierra, están simbolizados por el verde de la vegetación, el blanco de la nubes y el azul del agua.

Las plantas son productoras de oxígeno

Es elemental tener claro que la vida en la Tierra prolifera gracias a la existencia de las plantas, pues son las productoras de oxígeno. 

De tal manera que, si éstas desaparecieran junto con otros organismos fotosintetizadores, el oxígeno se agotaría y a la par, aumentaría en dióxido de carbono; los sucesos siguientes harían inviable la vida.

La existencia de las plantas, nos dice Mancuso, ha posibilitado la existencia de esta burbuja de vida, que es la casa común de todos los seres. 

La soberanía de la Tierra pertenece a las plantas

Los seres humanos solemos creernos los dueños de la Tierra. Pero Mancuso se pregunta: a quién pertenece la soberanía de la Tierra, realmente.

Para responder a esta pregunta, Mancuso nos remite a considerar el volumen de biomasa. De este modo:

Las plantas representan el 80% de la biomasa con 450 gigatones

Mientras que los seres humanos equivalemos a penas al 0,01% de la biomasa de la Tierra con 0,06 gigatones. Esta comparación deja claro que los humanos quedamos en minoría frente al mundo vegetal.

Constatamos así que, la Tierra es la Nación de las Plantas. Cuya soberanía de la garantiza la existencia de los demás seres vivos.

Las plantas son la mejor especie en términos de supervivencia

Por otro lado, los humanos también pensamos que somos la mejor especie. Sin embargo, esto no es así. Si entendemos que la mejor especie es la tiene una mayor capacidad de supervivencia

En esta línea, las plantas son así la mejor especie, pues poseen la mayor capacidad de supervivencia. 

Las plantas  surgieron hace 3.800 millones de años antes que cualquier sociedad humana. Pues el ser humano surgió hace 300.000 años aproximadamente.

Es pues, indiscutible la extraordinaria capacidad de supervivencia de las plantas ante las condiciones siempre cambiantes del planeta. 

La distribución de las organismos vegetales frente la concentración de los organismos animales 

Otro asunto que Mancuso resalta son las capacidades de las plantas que están distribuidas en todo su cuerpo. Lo que se compensa su limitada movilidad.

De tal manera que, para sobrevivir las funciones de oir, sentir, pensar, razonar están distribuidas en todo su cuerpo. 

De ahí que, una de las diferencias fundamentales entre el organismo animal y el vegetal. Lo que se traduce en concentración frente distribución. Ya que el organismo animal concentran sus funciones en órganos especializados.

El funcionamiento del organismo animal nos ha servido para idear nuestras organizaciones, adoptando un mando único, dirigido por un cerebro. En consecuencia se presenta un crecimiento burocrático y lentitud en las respuestas. 

Por lo tanto, vivimos una centralización de poder y organizaciones altamente jerárquicas.   

De acuerdo con Mancuso, si tomamos como referencia el funcionamiento desconcentrado de las plantas, podremos reconfigurar nuestras organizaciones de una manera más democrática y eficiente.

La comunidades y la continuidad de la vida

Todos los seres vivos mantienen conexiones que por su complejidad no son fáciles de apreciar. De tal forma que, todo está relacionado con todo. Si se influye en una especie directamente o altera su hábitat se provocan consecuencias imprevisibles. 

En otras palabras:

 “La fuerza de las comunidades ecológicas es uno de los motores de la vida. A todos los niveles tanto microscópico como macroscópico, son las comunidades -entendidas como relaciones entre los seres vivos –las que permiten la continuidad de la vida.”

Stefano Mancuso

Por lo tanto, para garantizar la continuidad de la vida hay que reconocer la inviolabilidad de todas las comunidades naturales.

La migración y la supervivencia

Aunque se nos escapa a simple vista, las plantas al igual que los animales migran. En respuesta a una necesidad de supervivencia.

De tal manera que Mancuso califica a la migración como “la esencia misma de la vida”

El apoyo mutuo

Nuestro enorme desconocimiento sobre el funcionamiento de las comunidades naturales. a la Naturaleza, nos hemos aferrado a la idea que de que impera la ley del más fuerte. 

En realidad, nos dice Stefano Mancuso ha habido una vulgarización del pensamiento de Darwin; llevándolo a términos vergonzosos para justificar el racismo o las injusticias sociales.

Por lo tanto, más allá de una visión simplista, la colaboración y la competición conviven y no es sencillo determinar cuál tiene prevalencia en un momento dado. Aunque la colaboración tiene más fuerza generadora.

Podemos hablar de la fuerza de “apoyo mutuo”. El máximo ejemplo de una relación de reciprocidad y mutuo beneficio es la relación entre entre plantas y hongos; que es la base de la vida en la Tierra.

Las enseñanzas de las plantas ante el antropoceno y la sexta extinción de especies 

El término antropoceno se ha acuñado para referirnos a la era geológica caracterizada por el impacto del ser humano en la Tierra.

El severo daño que provocamos al mundo natural, tiene sus raíces en nuestra creencia de que somos algo aparte de la Naturaleza; unido al consumo excesivo de recursos. Las consecuencias que hemos desatado son devastadoras, entre las que están el cambio climático y la sexta extinción masiva de especies

El consumo ilimitado nos lleva al colapso

Desde 1970, los seres humanos consumimos más de lo que la Tierra puede generar. A partir de ese año, vivimos en un estado de sobrecarga de la capacidad de la Tierra.

De tal forma, que estamos en un momento donde la disponibilidad de los recursos que soportan nuestro modelo económico tecnológico empiezan a agotarse. Según las perspectivas tenemos que:

  • El petróleo disminuirá antes de 2030
  • El cobre lo hará para el 2040
  • El aluminio para el 2050 
  • El carbón se agotará en el 2060
  • El hierro terminará en 2070

Además, no debemos dejar de lado la dramática situación de los bosques, el suelo y las especies animales, pueden llegar a un punto de no retorno.

Y lo que parece evidente, es que las mejoras tecnológicas no conllevan ensi mismas un menor consumo de recursos

De tal forma, que la idea de fondo que debemos cambiar que la economía no puede crecer indefinidamente en un planeta de recursos finitos. Aquí, las enseñanzas de las plantas son claras, solo utilizan los recursos nutritivos o hídricos del lugar en el que están arraigadas. 

Las plantas son la defensa contra el cambio climático

A los pocos millones de años de haber aparecido, las plantas fueron capaces de absorber cantidades extraordinarias de CO2 atmosférico, crearon sustancias orgánicas mediante el carbono y disminuyeron la concentración de dióxido a una décima parte. Fue así que pudo proliferar la vida.

Ante la constatada la capacidad de la plantas de absorber CO2 y  ante nuestra incapacidad y falta de voluntad para disminuirlo, Mancuso nos propone que “dejemos actuar a las plantas”

Imagen: Techo verde de la Asociación Británica del Caballo. Sky Garden/Creative Commons

Para Mancuso la idea es de llenar toda la superficie capaz de acoger a las plantas. Para ello, es fundamental la defensa de los bosques y la enseñanza sobre el mundo vegetal.

Defensa de los bosques

En primer lugar, parar la deforestación. Defender los bosques por medio de todos los medios, pues debemos asumir que nuestra supervivencia depende de ellos. 

“Debemos defender los grandes bosques con todos los medios a nuestra disposición”

Stefano Mancuso

Así, habría que crear un tratado internacional con la implicación del mayor número de Estados, danda prioridad a aquellos cuyos territorios con las principales reservas verdes del planeta.

La deforestación debería ser tratada como un crimen contra la humanidad y ser castigada como tal. 

En las constituciones de los Estados debería estar incorporada la inviolabilidad de los bosques, además de la responsbilidad de inaletrados su suelo, su agua y su aire. 

En segundo lugar, tendríamos que aprovechar todos los espacios posibles para que crezcan las plantas; destinando no solo parques y jardines, sino también techos, terrazas, paredes, avenidas, patios, todo imaginable.

Propuestas como los techos verdes se están expandiendo en todo el mundo. Con mejoras como la regulación de las temperaturas, mejora paisajística, entre otros asuntos tales como la reducción de consumo energético. En este link puedes conocer más a detalle sobre este tema.

Enseñanza sobre la importancia de las plantas

Y en tercer lugar, Mancuso no deja de señalar la importancia de ampliar el educación sobre la importancia de las plantas, tanto a niños como adultos, mediante películas y libros.

Ante nuestra extrema dependencia de las plantas Mancuso nos invita a que

«En cada lugar donde pueda vivir una planta, debería haber una”.

Stefano Mancuso

Hasta aquí dejo los interesantes argumentos de Stefano Mancuso para reconocer los derechos de la Nación de las plantas. Que enseguida enlisto.

La declaración de los derechos de las Plantas

Mancuso en su libro se posiciona como el divulgador de los principios básicos que rigen la vida vegetal. Así nos presenta la constitución de la Nación de las plantas, conformada en en 8 artículos que son: 

Artículo 1. La Tierra es la casa común de la vida. Su soberanía pertenece a todos lo seres vivos.

Artículo 2. La Nación de las Plantas reconoce y garantiza los derechos inviolables de las comunidades de la naturales en cuanto a sociedades basadas en las relaciones mutuas entre los organismos que la conforman.

Artículo 3. La Nación de las Plantas no reconoce jerarquías animales basadas en la centralización del mando y la concentración de funciones, sino favorece las democracias vegetales difusas y descentralizadas.

Artículo 4. La Nación de las Plantas respeta por igual los derechos de los seres vivos actuales y futuros.

Artículo 5. La Nación de las Plantas garantiza el derecho al agua, a la tierra y a la atmósfera limpias.

Artículo 6. El consumo de cualquier recurso no renovable queda vetado.

Artículo 7. La Nación de las Plantas no reconoce fronteras. Todo ser vivo es libre de circular, desplazarse y vivir en ella sin limitación alguna.

Artículo 8. La Nación de las Plantas reconoce y promueve el mutuo apoyo entre las comunidades naturales de seres vivos como instrumento de convivencia y de progreso.

A manera de conclusión

El mundo vegetal es el propulsor de vida en la Tierra y representa el mayor volumen de biomasa (80%). Estas condiciones convierten a nuestro planeta en la Nación de las Plantas, tal como lo califica Mancuso, .

Las plantas y sus derechos aseguran la continuidad de la vida y pueden enseñarnos ciertos principios para tener mejores sociedades.

Algunas de las lecciones que debemos aprender son:

  • Las plantas son los seres con mayor capacidad de supervivencia en la Tierra y son la base para la proliferación de la vida (gracias a su producción de oxígeno).
  • Debemos aprender e imitar su funcionamiento que es menos centralizado y por ende, más democrático y eficiente.
  • Los derechos de las plantas se pueden considerar derechos para todos los seres vivos.
  • La Tierra es el espacio común de todas las comunidades naturales. De los seres que ahora viven y de los que vendrán.
  • Todos los seres vivos debemos tener garantizados aire, agua y tierra limpios.
  • Es nuestro deber defender el derecho a la vida, sobre todo de los próximos seres próximos por venir.
  • No debemos consumir recursos que no sean renovables.
  • La migración es un proceso natural que representa la supervivencia. Por lo que debe ser entendida como tal.
  • Las plantas son la respuesta al cambio climático.
  • Debemos asumir un compromiso contundente para detener la deforestación, sobretodo de los grandes bosques. Y cubrir todas las superficies posibles de plantas.
  • Debemos entender que en las relaciones entre los seres no sólo existe la competencia, sino la colaboración. Gracias ha esta última es que la vida prospera.

Espero que hayas encontrado interesante esta información y que sirva para colocar a las plantas en el lugar que se merecen.

Hemos conocido los planteamientos de Stefano Mancuso, un entusiasta divulgador sobre el mundo vegetal  y las aportaciones que puede hacernos. Te invito a seguir descubriendo su obra.

Fuentes consultadas

Mancuso, Stefano. La Nación de las Plantas. Galaxia Gutenberg. 2019


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